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Durante años, a muchas familias se les dijo que los niños con Duchenne no debÃan hacer ejercicio por miedo a dañar más los músculos. Pero hoy, estudios recientes han demostrado que el ejercicio moderado, guiado por profesionales, puede ser beneficioso si se hace de forma segura.
Actividades como caminar en terreno plano, bicicleta estática suave o ejercicios en agua (hidroterapia) pueden ayudar a mantener la movilidad y retrasar la rigidez. El ejercicio también tiene un impacto positivo en el estado de ánimo, el sueño y la autoestima.
Es muy importante que cualquier rutina sea supervisada por un equipo médico o fisioterapeuta especializado, para evitar sobreesfuerzo o fatiga muscular.
¿Por qué importa?
Porque moverse, dentro de los lÃmites adecuados, es una forma de mantener la autonomÃa y calidad de vida. Y lo más valioso: el movimiento también es una oportunidad de juego, vÃnculo y alegrÃa en familia.
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